sábado, 29 de enero de 2011

Quién sabía...






Quien iba a decirme que después de tantos años de amistad, tú quisieras echarlo todo a perder ahora. Podría preguntarte por qué, o tal vez podría echarme a llorar en una esquina y ver cómo te marchas, tragándome culpas que ni si quiera me pertenecen. Está bien, dices que me cabreo por nada, que quieres seguir tu propio camino, a tu manera. Cuando pasan los años y tienes contigo a una persona, y sobre todo a una persona a la que quieres, que consideras tu amigo, que confías en que siempre va a estar a tu lado, en las buenas y en las malas partidas de la vida, dándote su apoyo cuando lo necesites, creas un plástico que lo envuelve, creas una pequeña perfección propia, que defiendes a muerte cuando alguien intenta sacar algún defecto de él. La verdad es que no sabemos ver: nos negamos a tirar de la tela que envuelve la verdad. Porque cuando la verdad sale a la luz, el pánico entra en el corazón del ser humano, y eso es algo que todo el mundo intenta evitar.

No lo entiendo, simplemente no tiene explicación alguna, ni una maldita explicación racional que pueda atravesar la cabeza de alguien en segundos, que vaya directa al cerebro, y que esta sea aprobada por el corazón. ¿El número de personas nuevas que entran en tu vida es proporcional al número que se va de golpe? ¿Así sin más? ¿De repente? Si es así, no me gusta nada ese cálculo. En lo que llevo de año, han aparecido en mi vida dos nuevas personas, dos criaturas como tú y como yo, pero que tienen algo especial, y ya no sería capaz de seguir sin ellas en mi vida. Sin embargo, se han ido tres, tres personas que hasta ahora no hubiese cambiado por nada en el mundo, tres personas maravillosas, tres personas a las que sin duda, les haría falta más de veinticuatro letras en el abecedario para definirlas, y más de veinticuatro horas para contarte quiénes son, cuál es su historia. Se van, se han ido de mi vida, y lo peor de todo, es que no ven nada que merezca la pena para quedarse, no puedo ofrecerles nada que les interese.

Si estoy en lo cierto, esta vida es un cálculo matemático mal hecho; no venía con manual de instrucciones, no venía con soluciones al reverso...



If someone said three years from now
Si alguien me hubiese dicho que de
después de tres años te irías, me hubiese detenido y le hubiese golpeado, porque ahora todos están mal, y lo se mejor que nadie; dijiste que era para siempre
y por siempre, quién diría...
You'd be long gone
I'd stand up and punch them up
Cause they're all wrong
I know better
Cause you said forever
And ever
Who knew

http://www.youtube.com/watch?v=bPj7TxFGqzw


jueves, 27 de enero de 2011

Cuando veas la luz, avísame.


Estaré aquí esperando, con las maletas hechas, lista para despegar. Dejar atrás todo, correr y no volver la vista. Huir, qué más da. Miro hacia un lado, hacia otro, y todo el mundo me dice: 'algo bueno tiene que haber'; pues la maldita realidad es que en estos momentos no hay nada bueno, te lo has llevado todo. Es como si, a partir de la decisión que tomé, lo demás se hubiese evaporado, nada encaja en su sitio, nada funciona. ¿Dónde están las piezas? Dime, ¿dónde se supone que deben encajar? Todo lo que hice, todo lo que soñé, no ha servido de nada. Por eso quiero abandonar, quiero pasar de toda la humanidad, del existencialismo y del humanismo, de los pasos que doy al caminar. No quiero saber nada, a partir de este momento voy a tapar mis oídos, y junto con mis ojos ya no habrá nada que percibir. Tú y tu sombra quedáis muy lejos de aquí, tan lejos que ni si quiera puedo gritar y que me oigas. 'Rescátame' , es lo que chillaría, aunque lo más probable es que dejases que me ahogue...



Dicen que cuando mueres, una luz inunda todo lo que te rodea, una luz tan radiante y hermosa, que eres capaz de olvidar lo que te tiene o te ha tenido atado a la Tierra. En ese momento tus alas, que han estado escondidas durante tanto tiempo, despegan hacia el infinito, parten en un vuelo junto a ti, pero no regresan nunca. Te vas, y por lo que se sabe de manera universal, no vas a ser capaz de volver jamás. Si algún día te la cruzas por la calle y te comenta que se dirige a despojar la vida de alguien, dale mi dirección, dile que es urgente.

miércoles, 26 de enero de 2011

Difícil.

Voy cumpliendo con lo que te dije. Te esquivo, te evado de mis pensamientos, me recreo en otros... En fin, hago lo que puedo, pero las cosas no van tan bien como creía. Dibujo sonrisas en mi cara cuando ni siquiera tengo ganas de hacerlo. Río, pero las notas musicales que salen de mi garganta son amargas, no tienen sentido alguno. Es tan fácil disimular que todo va bien... Aunque ni si quiera tengo ganas de escribir, no encuentro inspiración en ninguna parte. Sé que saldré de esta, tarde o temprano, encontraré la manera de seguir, algo que me invite a quedarme. Tiempos difíciles para el olvido, quién diría...

sábado, 22 de enero de 2011

Puta Perfección



No necesitas a nadie que te diga que estás bien, lo importante es que te quieras a ti mismo/a, tal como eres. No necesitas arreglos, no necesitas mierda que esnifar por tu nariz, ni si quiera necesitas lo que piensen ellos. Porque a los ojos de los que saben apreciarte, eres jodidamente perfecto.


Pretty, pretty please
Don’t you ever, ever feel
Like your less than
Fuckin’ perfect.
Pretty, pretty please
If you ever, ever feel
Like your nothing

You’re fuckin’ perfect to me.

http://www.youtube.com/watch?v=ocDlOD1Hw9k&feature=player_embedded#!


miércoles, 19 de enero de 2011

Al final,


cuando la ola decide chocar, romper contra su infortuito destino, la gente solo se fija en la espuma, en el rastro que ha dejado atrás todas las huellas ahora borradas.


lunes, 17 de enero de 2011

Belleza.

"La belleza que atrae, rara vez coincide con la belleza que enamora." - José Ortega & Gasset

La belleza, siempre según con los ojos con que la mires...

domingo, 16 de enero de 2011

Sábado.

Me encuentro en una cafetería, con una amiga de toda la vida, que ha venido desde Madrid.

- Tenemos que hablar de muchas cosas,- me suelta cuando las dos ya estamos sentadas en una pequeña mesa, una en frente de otra.

Margaret, que así ha sido como me ha pedido que la llame, tiene 25 años, y como ya he dicho antes es una amiga de toda la vida, desde que yo tengo conciencia. A pesar de nuestra diferencia de edad, ella siempre ha sido para mí como una hermana mayor, que se preocupa por todo lo que hago y calcula cualquier movimiento con precisión. ¿Controladora, tal vez? Para nada... Eso sí, es la persona más sarcástica que conozco, capaz de desenfundar su humor en las situaciones más serias y triviales. Continúa sus estudios de periodismo, y vive en un piso bastante concéntrico de Madrid, con su novio Dani, más loco que una cabra, todo hay que decirlo, aunque lo de buena persona no se lo quita nadie... Hacía tiempo que no la veía, pero hoy está aquí, decidida a realizar su juicio habitual.

- Claro, ¿hay algo en concreto de lo que quieras hablar?

De repente una sonrisa maliciosa y encantadora se posa en ella, seguida de un brillo en sus ojos a causa del interés, quiere saber...

- Háblame del chico ese que te trae loquita.

Vaya, terreno pantanoso. Advierte mi silencio y empieza a hablar. Cuando Margaret empieza su diálogo, ya no hay quien le pare...

- El otro día leí lo que escribiste, ya sabes que soy fan de todo lo que escribes desde siempre, ¿no?,- hace una pausa que se ve interrumpida al ver que yo asiento con la cabeza,- pues bien, no sé cómo decirte esto, pero me parece que te estás equivocando.

- ¿Te refieres a lo de intentar olvidarle?

- Sí, a eso mismo. Estoy sorprendida porque tú eres la que siempre ha defendido que los sentimientos hacia una persona no se pueden negar, que deben ser expresados con naturalidad. Ahora dime, ¿por qué has cambiado tan rápido de opinión?

- Ya lo había pensado antes, es decir, Dios, es tan difícil....

Suspiro, y ella coge mi mano con fuerza, me da ánimos para continuar.

- Verás, creo que esto no iba a ninguna parte.

- ¿Qué quieres decir con eso? Explícate.

- Pues, que cuando no estás segura de lo que puede sentir la otra persona... Mira, te lo diré sin rodeos: creo que yo no le importo para nada, solo soy una persona más que a veces se encuentra en su vida, nada más.

- Mírate.. ¿oyes lo que estás diciendo? Alba, crees, pero no sabes. ¿Te acuerdas de cuando yo estaba colada por Dani? ¿Antes de empezar a salir con él? ¿Qué me decías entonces, cuando yo tenía mis dudas?

- Te decía que érais un par de idiotas que no sabían como acercarse el uno al otro, y que lo que importaba era lo que tú sentías.

- Exacto. ¿Y sabes qué te digo yo en este momento, cuando veo que estás metida en una situación parecida? Que sigas adelante, con lo que sientas. Nadie puede cambiarlo, ni siquiera tú, aunque lo intentes un millón de veces, sabes que recaerás. Dices que estás intentando olvidarle, pero ahora dime, ¿te está dando resultado?

¿Qué si me está dando resultado? Veamos, como poco, apenas puedo dormir y me cuesta concentrarme en casi todo lo que hago. Sí claro, mucho resultado...

- Lo estoy llevando como puedo, cuestión de tiempo, supongo...

- No, te diré lo que estás haciendo: te estás engañando a ti misma, y eso es lo peor que puedes hacer, amiga mía. Solo porque se te ha metido en la cabeza que no le importas nada. Dichosa adolescencia...

- No quiero causarle problemas, eso es todo. No quiero ser una niña estúpida que vaya detrás de él incordiándole.

- Una cosa, ¿verdaderamente crees que supones un problema para él?

- Bueno, en cierto modo sí. Escribo sobre lo que me hace sentir, reflejo mis sentimientos de alguna forma, a veces le miro a los ojos sin que él me vea, y no puedo reprimir una sensación de calor en mis mejillas cuando está cerca. Cuando escucho música, la mayoría de canciones me recuerdan a él, igual que cuando escribo alguna canción va dedicada a él. De algún modo, debo de ser una molestia.

- No te lo tomes a mal, pero eres estúpida. Muy estúpida si piensas que eres una molestia para él.

Vale, entonces lo admitiré. Soy muy estúpida, ¿contenta? No, Margaret nunca está conforme...

He bajado los ojos, y entre mis manos estrujo mi bolso, como si él me pudiese dar una solución a base de apretarlo entre mis dedos. Me ha dejado sin palabras, y lo peor de todo es que sé que en parte ella tiene razón.

- Escucha, si de verdad estás segura de lo que sientes por él, no intentes cambiarlo, aunque eso...

- Pero si ya te he dicho que lo más seguro es yo no signifique nada para él,- la interrumpo.

- ¡Al carajo!,- una de las expresiones favoritas de ella,- ¿Vas a cambiar lo que sientes, sabiendo aún así que es imposible de cambiar, solo porque se te ha metido esa idea absurda en la cabeza? Señorita Alba María Rubio Arias, ya va siento hora de que asumas las cosas. Y sabes que te lo digo con todo el cariño del mundo. Ahora, admite que lo quieres.

Oh, vamos. Eso no ayuda para nada, nada en absoluto...

- Creía que me apoyarías en mis decisiones..

- Y siempre lo hago, siempre que las decisiones son acertadas. Ahora, admite lo que te he dicho, por favor.

Esa ha sido su petición, que sigue esperando respuesta. Porque no llegué a pronunciar esas palabras que ella esperaba que dijese, porque simplemente le dije que mejor otro día, otro día en el que las cosas no fueran tan difíciles. Porque, si digo eso, quizás a ti no te haga la menor gracia.

- Una cosa más, como sé que todas las cosas interesantes van a parar a tu blog, y considero que esta ''discusión'' es una de ellas, y como te conozco y sé que lo escribirás con todo detalle, te pediría que utilizases otro nombre para mí.

Sonrío para mis adentros. Ella es tan amiga de las palabras como yo, e inventarse una nueva identidad para ella es casi como un juego.

- ¿En cuál habías pensado?

- En Margaret. Como Margaret Quinn. ¿Sabes a quien me refiero?

- ¿Esa protagonista que relata la historia de amor por su hija, la que desaparece sin dejar rastro?

- Esa misma, una mujer valiente, que no se rindió en ningún momento, que luchó por lo que quería.

- Está bien,- y miro a la cara a la nueva persona que tengo delante,- un placer conocerla, Margaret Quinn.

E inevitablemente, mi amiga y yo estallamos en grandes carcajadas sonoras.

lunes, 10 de enero de 2011

Au revoir Dieciséis.
















No tan buenos como pensaba, no tan malos como pensé que iban a poder acabar. Porque siempre estás a tiempo de abrir los ojos, de rectificar y de ver lo verdaderamente valioso que hay en tu vida. Mi vida. Está llena de personas que me quieren, y a las que yo quiero. Por encima de todo, no hay nada más valioso que ellas. Sus risas, sus locuras, sus ganas de escapar... Tener 16 años no ha sido nada fácil, pero al lado de las personas que me importan todo es superable. Antes, un simple bache podía parecer todo un problema, ahora sé saltarlos con facilidad. Y sé reírme de mí, de la vida, de los problemas, de las personas estúpidas y, sobre todo, de las cosas absurdas. Porque no hay nada mejor que una buena sonrisa en este mundo, una sonrisa que demuestre que sabes mantenerte en pie. Durante todo este año ha habido bajones, caídas grandes, y carreras sin frenos. Pero también he tenido la oportunidad de aprender, de salvarme. Risas, miedos y unas ganas incontrolables de hacer locuras. Escribir con el corazón, como en este instante. Tantas cosas... Pero no hubiesen sido posibles sin todas esas personas. Gracias, mil gracias desde lo más inhóspito de mi alma. Juro que nunca olvidaré este año. Juro que seguiré siendo yo. :)



sábado, 8 de enero de 2011

Soportable.

Llevadero, aunque no sé por cuanto tiempo más. ¿De dónde voy a sacar más paciencia, más esperanzas, más sueños? Si todo eso lo guardas tú, veo difícil cómo seguir caminando sin miedo a hundir mis pies en el barro. Es como un punto de luz, que emerge con el nombre de la felicidad, y se sostiene en ti. Pero claro, como vas a verlo, si estás ciego... Delante de ti, un par de veces a la semana, de lunes a viernes, de nube en nube, dando saltos de vértigo pero sin llegar a caer jamás. ¿No lo entiendes o simplemente no quieres darte cuenta? No merece la pena seguir fingiendo, volver la cabeza hacia un lado cuando en ese instante... Ese instante, ese momento, es para mí difícilmente indefinible. Todos los malos sueños, todas las carencias ingratas, todos los aullidos que viven conmigo día a día se esfuman. ¿Con un chasquido de mis dedos? No, solo con un gesto, algo que me hace creer que hay algo por lo que seguir luchando, por lo que mantenerme en pie. Si no fuera así créeme, esto no tendría sentido. Quizás hubiese hablado con brevedad del tiempo, o hubiese cuestionado el egoísmo que pueden ejercer algunas personas. Es verdaderamente increíble, aún me sigo sorprendiendo de lo que una persona puede hacerte sentir. Magia, diluvia en mí a todas horas.

viernes, 7 de enero de 2011

Miedo.

- Hoy le has vuelto a ver, ¿verdad?
- Sí, tan distante como siempre. Llevaba horas esperando ese momento del día. Tenías que haberle visto, estaba ahí, a pocos pasos de mí, y ni siquiera me ha visto, ni siquiera me ha mirado.
- Te quiere.
- ¿Cómo puedes decir algo así? No existo ante sus ojos.
- No creo que sea así, lo que yo creo es que tiene algo de miedo.
- Eso es absurdo... ¿Miedo a qué?
- Detente un segundo para pensar esto: imagínate que tú estuvieses en su piel, que mirases a través de sus ojos, y que sintieses algo especial por una persona. Le mirarías, sin duda, pero con el suficiente sigilo y toda la prudencia del mundo para que esa persona no se diese cuenta de que le estás observando. Por el miedo, sin duda, de que esa otra persona no sienta lo mismo. Miedos humanos, ya sabes.
- Entonces, miedos compartidos. ¿Es eso lo que quieres decir?
- Exacto. El miedo es el que te impide ver lo que hay realmente, y si los dos hacéis lo mismo siempre que os encontráis, es bastante absurdo. Mi consejo es que seas un poco valiente, y que la próxima vez que le veas, le mires a los ojos con toda la calidez que guardas para él. Es imposible que no sienta nada entonces...

jueves, 30 de diciembre de 2010

Como el buen vino,

de ese que se supone que deja cierto sabor agridulce en la boca. Se sostiene en frente mía, en la redondez de una copa de cristal humedecida por su color. Rojo intenso, como el de una manzana que quiere ser mordida, como el de una boca irritada por el frío invernal, como todas aquellas cosas que tenemos calificadas en el color rojo. La sangre, los latidos de un corazón... Para mí el vino podrá ser todo lo rojo que quiera, todo lo elegante que quiera parecer en una situación, pero nunca me parecerá dulce. Para mí es amargo, como muchas otras cosas que tiene una apariencia apetecible y, sin embargo, no guardan nada en su interior.


Hace tiempo creía guardar algo; un secreto inconfesable, una música brillante, un respiro al azar. Apariencia bonita, ¿verdad? Pero detrás de todo eso solo hay verdad: una persona, una canción y algo de oxígeno resbalando por tus venas. Todo o nada...


De acuerdo, creo haber llegado a comprender algo: una persona es capaz de transmitirte tal sucesión de ideas o cualidades que tú adqieres por defecto. Es tan sencillo como esto: quieres a una persona, y una mirada suya te hace soñar, hasta tal punto que esa pequeña e incomprendida milésima de segundo es capaz de crear destellos inconcebibles en ti. Y esos destellos se convierten en palabras, que de alguna forma quieres que esa persona sea capaz de asimilar. Sabes que es difícil, y sabes que existe esa posibilidad tan remota que hará que tus deseos no alcanzen su destino. Vertiendo realismo a este ejemplo podría ser una cosa similar a esta: después de dedicarte en cuerpo y alma a que esa persona sea capaz de percibir lo que tú intentas explicar durante tanto tiempo a través de palabras, a través de una forma que tú sostienes como buena, esa persona no lo captará. No lo hará, aunque insistas, aunque tu determinación y tu valor infundados luchen día a día contra todo aquello que quiere oponerse a lo que más quieres, a lo que más admiras. Llega un día en el que decides tirar la toalla, dejar atrás todo lo que para ti resulta valioso. Pero en realidad solo se trata de un círculo repetitivo, y lo sabes de antemano. A la mañana siguiente recordarás la luz de sus ojos, y un nuevo brote de esperanza infundada te hará desvanecerte otra vez, recayendo en esas palabras y apariencias que tanto esperan atraparte. Solo un día, quizás cuando le veas sostener la mano de alguien entre las suyas, o soltar un beso entre las mejillas del nombre de los labios, o sostener sus respiración con la suya propia, solo entonces morderás la manzana. Su brillo desaparecerá, te sabrá amarga. Y aquel rojo que concebías como el del amor se tornará gris oscuro. Me cuesta aceptarlo, pero sé que algún día de estos también me tocará morder esa manzana, probar esa corta trayectoria de tristeza. Quien sabe, a lo mejor ese día el vino empieza a ser dulce para mí.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Podría ser.

Hoy es esa clase de día en el que todas las nubes se juntan de repente y su tormenta cae encima de ti. Hoy también es esa clase de día en el que he perdido casi todas las esperanzas que me quedaban para seguir luchando por algo. También podría decirse que es el día en el que casi me acerco a ti y te lo grito todo. O quizás no, quizás solo hubiese podido mirarte unos pocos segundos a la cara y luego soltarte de forma absurda un típico 'Feliz Navidad'. Si hubiese tenido valor, que en estos momentos creo carecer de él, te lo hubiese contado. Te hubiese llamado por tu nombre y te hubiese dicho: hey, no puedo sacarte de mi cabeza. Y a lo mejor no pudiese haber añadido algo más si quisiera porque quizás tu hubieses soltado una carcajada, esa que quizás no quiero oír. Y si no te hubieses reído, ¿cuál hubiese sido tu reacción? De todas formas, dejando a un lado el sentido del ridículo, me hubiese desahogado. Te lo habría dicho, y a partir de ese momento las cosas cambiarían, no sé si para bien o para mal, pero cambiarían. A lo mejor esa es la única forma de abrir los ojos de una vez, de ver si estoy perdiendo el tiempo. ¿Amar a alguien es perder? Está claro que si no arriesgas no ganas, pero... ¿no sientes miedo de caer después de arriesgar? Y si nadie te coge en ese momento, te desplomas contra el suelo. Tampoco puedo pasarme la vida esperando un tipo de señal que sin duda no llegará. Estás dentro de mí, desde hace tanto tiempo... ¿Me creerás si te digo que eres la única persona por la que estoy realmente segura de sentir algo? De sentir algo tan fuerte que por eso sigo aquí hoy. Esta es la única forma que tengo para que al menos veas un poco de mi interior aquí, un trocito de lo que llevo dentro. Quizás lo leas por curiosidad, quizás te preguntes de quién estoy hablando, y posiblemente no te des cuenta de que eres tú. ¿Te lo has preguntado alguna vez? ¿Te has preguntado alguna vez si es posible que esa persona a la que amo seas tú? Siendo sincera, no sé que más puedo hacer, porque como he dicho antes, estoy dispuesta a caer, pero solo si sé que tú vas a estar ahí para cogerme. El día en que te des cuenta de lo que me importas, piénsatelo; entonces ya no tendré miedo de caer en ningún vacío.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Escúchame.

Me equivoqué, andaba perdida buscando una solución a todo, buscando una salida. Pensé que la victoria se hallaba cerca cuando lo conocí a él, pero no ha sido así. Ayer intentó besarme, ¿y sabes qué hice? Me aparté, me aparté porque me di cuenta de que no es lo que yo quería. Rectifico: no es lo que yo quiero. Lo que yo quiero en realidad es seguir perdida por ti, por tu sombra, por esas palabras que nunca has llegado decirme, por tus ojos, tu sinfonía... Aunque pienses que esto sigue siendo una estupidez no puedo cambiarlo. Como habrás podido comprobar lo he intentado, pero no ha servido de nada. Así que no pienso seguir luchando; ya no haré como si no existieras, ya no apartaré mi mirada llena de miedo por lo que puedas encontrar en mí, ya no habrá mas batallas; basta ya. Basta ya de mentiras, de disimular, de fingir. La verdad habla por sí sola, no necesita más palabras que estas para expresarse.

Pactemos una tregua entre tú y yo, dejemos atrás los errores, si es que alguna vez han existido. Y mírame, por favor, y escúchame, solo te pido eso. Dejemos claras la intenciones, yo ya no puedo seguir viviendo si ti, ver como pasas todos los días por delante de mi vida, verte en la lejanía, que cada día aumenta su interminable distancia.

No puedo seguir viviendo si ti...

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Ahora le ha dado por decir que la casualidad siempre avisa.

Es de locos, ¿no crees? Un día me dice que todo es de color blanco, al día siguiente la percepción que tiene sobre las cosas ya no es la misma. Esto cansa, fastidia y empieza a ser mundano. Todo con él iba a ser de otra manera, pero ya se sabe, la vida camina a su manera. Está aquí, en frente mía, pero no parece importarle, se entretiene con sus teorías, y yo mientras, con tus ojos en mi mente. No le culpes, no sabe hacer otra cosa desde que ha comprendido que estás muy lejos, y que esa distancia podría ser superable, con esfuerzo, pero superable. Pero hay una barrera./

Desvelaré un secreto para : creo que nadie tiene unos ojos tan llamativos y atrayentes como los tuyos, de un color abrasador. Suena un poco cursi, ¿verdad? Pero es mi forma de verte, y en ti veo algo que se acerca a la perfección. Aunque es bastante relativo, cada persona tiene una idea distinta de lo que a ello se atiene esa idea. Yo me aferro a la mía, porque quizás sea verdad, que la belleza está en los ojos del que mira. Si eso es así, deberías probar a pasarte un día por ellos, te sorprenderías.

Dicho esto vuelvo a la realidad de siempre y el sigue aquí, conmigo. Pero claro, no eres tú.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El arte de saber disimular

Una hora, una ciudad y una plaza poco transitada a media mañana. Dos ingenuos pretendiendo hacer arte...

- Mira, ¿la ves? Es aquella de allí... ¡Pero no te vuelvas tanto que se va a dar cuenta!