sábado, 15 de octubre de 2011

Nunca les creí,

jamás se me pasó por la cabeza escucharles. Decían muchas cosas, de las cuales era difícil adivinar las que eran cien por cien verídicas. Una de ellas, la que más repetían, trataba sobre el amor, ese tema ya tan desgastado... Invitaban a hacerte creer que podía ser así, que un órgano vital para cualquier persona podía sentirse perdido, podía dividirse en dos mitades perfectas, exactas. Y en cada una de ellas, llevar colgada a una persona. 'Es interno, nadie puede percatarse de ello. Solo tú puedes sentir su carga, su dolor...' La llamaban la enfermedad de los engaños, de las mentiras, de las traiciones... de las pasiones. ¿Tenía cura? ¿Existía algo que pudiese hacerte elegir? Era la única pregunta que no llegaron a responderme, quizás porque tampoco lo sabían, o porque jamás querían haberlo averiguado. Por eso nunca les creí, nunca quise hacerlo... hasta que no me quedaron más opciones posibles.