sábado, 8 de enero de 2011

Soportable.

Llevadero, aunque no sé por cuanto tiempo más. ¿De dónde voy a sacar más paciencia, más esperanzas, más sueños? Si todo eso lo guardas tú, veo difícil cómo seguir caminando sin miedo a hundir mis pies en el barro. Es como un punto de luz, que emerge con el nombre de la felicidad, y se sostiene en ti. Pero claro, como vas a verlo, si estás ciego... Delante de ti, un par de veces a la semana, de lunes a viernes, de nube en nube, dando saltos de vértigo pero sin llegar a caer jamás. ¿No lo entiendes o simplemente no quieres darte cuenta? No merece la pena seguir fingiendo, volver la cabeza hacia un lado cuando en ese instante... Ese instante, ese momento, es para mí difícilmente indefinible. Todos los malos sueños, todas las carencias ingratas, todos los aullidos que viven conmigo día a día se esfuman. ¿Con un chasquido de mis dedos? No, solo con un gesto, algo que me hace creer que hay algo por lo que seguir luchando, por lo que mantenerme en pie. Si no fuera así créeme, esto no tendría sentido. Quizás hubiese hablado con brevedad del tiempo, o hubiese cuestionado el egoísmo que pueden ejercer algunas personas. Es verdaderamente increíble, aún me sigo sorprendiendo de lo que una persona puede hacerte sentir. Magia, diluvia en mí a todas horas.

viernes, 7 de enero de 2011

Miedo.

- Hoy le has vuelto a ver, ¿verdad?
- Sí, tan distante como siempre. Llevaba horas esperando ese momento del día. Tenías que haberle visto, estaba ahí, a pocos pasos de mí, y ni siquiera me ha visto, ni siquiera me ha mirado.
- Te quiere.
- ¿Cómo puedes decir algo así? No existo ante sus ojos.
- No creo que sea así, lo que yo creo es que tiene algo de miedo.
- Eso es absurdo... ¿Miedo a qué?
- Detente un segundo para pensar esto: imagínate que tú estuvieses en su piel, que mirases a través de sus ojos, y que sintieses algo especial por una persona. Le mirarías, sin duda, pero con el suficiente sigilo y toda la prudencia del mundo para que esa persona no se diese cuenta de que le estás observando. Por el miedo, sin duda, de que esa otra persona no sienta lo mismo. Miedos humanos, ya sabes.
- Entonces, miedos compartidos. ¿Es eso lo que quieres decir?
- Exacto. El miedo es el que te impide ver lo que hay realmente, y si los dos hacéis lo mismo siempre que os encontráis, es bastante absurdo. Mi consejo es que seas un poco valiente, y que la próxima vez que le veas, le mires a los ojos con toda la calidez que guardas para él. Es imposible que no sienta nada entonces...