jueves, 30 de diciembre de 2010

Como el buen vino,

de ese que se supone que deja cierto sabor agridulce en la boca. Se sostiene en frente mía, en la redondez de una copa de cristal humedecida por su color. Rojo intenso, como el de una manzana que quiere ser mordida, como el de una boca irritada por el frío invernal, como todas aquellas cosas que tenemos calificadas en el color rojo. La sangre, los latidos de un corazón... Para mí el vino podrá ser todo lo rojo que quiera, todo lo elegante que quiera parecer en una situación, pero nunca me parecerá dulce. Para mí es amargo, como muchas otras cosas que tiene una apariencia apetecible y, sin embargo, no guardan nada en su interior.


Hace tiempo creía guardar algo; un secreto inconfesable, una música brillante, un respiro al azar. Apariencia bonita, ¿verdad? Pero detrás de todo eso solo hay verdad: una persona, una canción y algo de oxígeno resbalando por tus venas. Todo o nada...


De acuerdo, creo haber llegado a comprender algo: una persona es capaz de transmitirte tal sucesión de ideas o cualidades que tú adqieres por defecto. Es tan sencillo como esto: quieres a una persona, y una mirada suya te hace soñar, hasta tal punto que esa pequeña e incomprendida milésima de segundo es capaz de crear destellos inconcebibles en ti. Y esos destellos se convierten en palabras, que de alguna forma quieres que esa persona sea capaz de asimilar. Sabes que es difícil, y sabes que existe esa posibilidad tan remota que hará que tus deseos no alcanzen su destino. Vertiendo realismo a este ejemplo podría ser una cosa similar a esta: después de dedicarte en cuerpo y alma a que esa persona sea capaz de percibir lo que tú intentas explicar durante tanto tiempo a través de palabras, a través de una forma que tú sostienes como buena, esa persona no lo captará. No lo hará, aunque insistas, aunque tu determinación y tu valor infundados luchen día a día contra todo aquello que quiere oponerse a lo que más quieres, a lo que más admiras. Llega un día en el que decides tirar la toalla, dejar atrás todo lo que para ti resulta valioso. Pero en realidad solo se trata de un círculo repetitivo, y lo sabes de antemano. A la mañana siguiente recordarás la luz de sus ojos, y un nuevo brote de esperanza infundada te hará desvanecerte otra vez, recayendo en esas palabras y apariencias que tanto esperan atraparte. Solo un día, quizás cuando le veas sostener la mano de alguien entre las suyas, o soltar un beso entre las mejillas del nombre de los labios, o sostener sus respiración con la suya propia, solo entonces morderás la manzana. Su brillo desaparecerá, te sabrá amarga. Y aquel rojo que concebías como el del amor se tornará gris oscuro. Me cuesta aceptarlo, pero sé que algún día de estos también me tocará morder esa manzana, probar esa corta trayectoria de tristeza. Quien sabe, a lo mejor ese día el vino empieza a ser dulce para mí.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Podría ser.

Hoy es esa clase de día en el que todas las nubes se juntan de repente y su tormenta cae encima de ti. Hoy también es esa clase de día en el que he perdido casi todas las esperanzas que me quedaban para seguir luchando por algo. También podría decirse que es el día en el que casi me acerco a ti y te lo grito todo. O quizás no, quizás solo hubiese podido mirarte unos pocos segundos a la cara y luego soltarte de forma absurda un típico 'Feliz Navidad'. Si hubiese tenido valor, que en estos momentos creo carecer de él, te lo hubiese contado. Te hubiese llamado por tu nombre y te hubiese dicho: hey, no puedo sacarte de mi cabeza. Y a lo mejor no pudiese haber añadido algo más si quisiera porque quizás tu hubieses soltado una carcajada, esa que quizás no quiero oír. Y si no te hubieses reído, ¿cuál hubiese sido tu reacción? De todas formas, dejando a un lado el sentido del ridículo, me hubiese desahogado. Te lo habría dicho, y a partir de ese momento las cosas cambiarían, no sé si para bien o para mal, pero cambiarían. A lo mejor esa es la única forma de abrir los ojos de una vez, de ver si estoy perdiendo el tiempo. ¿Amar a alguien es perder? Está claro que si no arriesgas no ganas, pero... ¿no sientes miedo de caer después de arriesgar? Y si nadie te coge en ese momento, te desplomas contra el suelo. Tampoco puedo pasarme la vida esperando un tipo de señal que sin duda no llegará. Estás dentro de mí, desde hace tanto tiempo... ¿Me creerás si te digo que eres la única persona por la que estoy realmente segura de sentir algo? De sentir algo tan fuerte que por eso sigo aquí hoy. Esta es la única forma que tengo para que al menos veas un poco de mi interior aquí, un trocito de lo que llevo dentro. Quizás lo leas por curiosidad, quizás te preguntes de quién estoy hablando, y posiblemente no te des cuenta de que eres tú. ¿Te lo has preguntado alguna vez? ¿Te has preguntado alguna vez si es posible que esa persona a la que amo seas tú? Siendo sincera, no sé que más puedo hacer, porque como he dicho antes, estoy dispuesta a caer, pero solo si sé que tú vas a estar ahí para cogerme. El día en que te des cuenta de lo que me importas, piénsatelo; entonces ya no tendré miedo de caer en ningún vacío.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Escúchame.

Me equivoqué, andaba perdida buscando una solución a todo, buscando una salida. Pensé que la victoria se hallaba cerca cuando lo conocí a él, pero no ha sido así. Ayer intentó besarme, ¿y sabes qué hice? Me aparté, me aparté porque me di cuenta de que no es lo que yo quería. Rectifico: no es lo que yo quiero. Lo que yo quiero en realidad es seguir perdida por ti, por tu sombra, por esas palabras que nunca has llegado decirme, por tus ojos, tu sinfonía... Aunque pienses que esto sigue siendo una estupidez no puedo cambiarlo. Como habrás podido comprobar lo he intentado, pero no ha servido de nada. Así que no pienso seguir luchando; ya no haré como si no existieras, ya no apartaré mi mirada llena de miedo por lo que puedas encontrar en mí, ya no habrá mas batallas; basta ya. Basta ya de mentiras, de disimular, de fingir. La verdad habla por sí sola, no necesita más palabras que estas para expresarse.

Pactemos una tregua entre tú y yo, dejemos atrás los errores, si es que alguna vez han existido. Y mírame, por favor, y escúchame, solo te pido eso. Dejemos claras la intenciones, yo ya no puedo seguir viviendo si ti, ver como pasas todos los días por delante de mi vida, verte en la lejanía, que cada día aumenta su interminable distancia.

No puedo seguir viviendo si ti...

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Ahora le ha dado por decir que la casualidad siempre avisa.

Es de locos, ¿no crees? Un día me dice que todo es de color blanco, al día siguiente la percepción que tiene sobre las cosas ya no es la misma. Esto cansa, fastidia y empieza a ser mundano. Todo con él iba a ser de otra manera, pero ya se sabe, la vida camina a su manera. Está aquí, en frente mía, pero no parece importarle, se entretiene con sus teorías, y yo mientras, con tus ojos en mi mente. No le culpes, no sabe hacer otra cosa desde que ha comprendido que estás muy lejos, y que esa distancia podría ser superable, con esfuerzo, pero superable. Pero hay una barrera./

Desvelaré un secreto para : creo que nadie tiene unos ojos tan llamativos y atrayentes como los tuyos, de un color abrasador. Suena un poco cursi, ¿verdad? Pero es mi forma de verte, y en ti veo algo que se acerca a la perfección. Aunque es bastante relativo, cada persona tiene una idea distinta de lo que a ello se atiene esa idea. Yo me aferro a la mía, porque quizás sea verdad, que la belleza está en los ojos del que mira. Si eso es así, deberías probar a pasarte un día por ellos, te sorprenderías.

Dicho esto vuelvo a la realidad de siempre y el sigue aquí, conmigo. Pero claro, no eres tú.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El arte de saber disimular

Una hora, una ciudad y una plaza poco transitada a media mañana. Dos ingenuos pretendiendo hacer arte...

- Mira, ¿la ves? Es aquella de allí... ¡Pero no te vuelvas tanto que se va a dar cuenta!

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Resumen del día:

Sueño, más sueño; nada interesante. De repente tú. Apartas la mirada. Vuelvo a soñar otra vez.

lunes, 29 de noviembre de 2010

-Matemáticas.

- ¿Qué pasa con ellas?
- Que las curvas de las funciones se asemejan a la delgada línea ligeramente curvada que se posa en tus labios cuando sonríes.
- ¿En serio? Pues no me había dado cuenta...
- En cambio yo, me he pasado toda la clase pensando en la belleza que esconde esa sonrisa.
- ¿Y cuáles ha sido tus hallazgos?
- Que aparentemente eres feliz.
- Y eso, ¿te hace feliz a ti?
- Claro.
- Entonces, ¿cuál es el problema?
- Que me encantaría formar parte de esa felicidad.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Huellas


Son las 6 de la tarde, y la lluvia no ha hecho más que avanzar en su débil llanto. Llevo días esperando este momento, esta tarde, y lo último que me imaginaba, es que fuera a ser así. Gris. Estoy impaciente, así que cojo el primer paraguas que encuentro a mano y salgo de casa, con incertidumbre y pájaros en mi cabeza. No sé exactamente qué es lo que va suceder, ni tampoco he planeado las palabras que voy a decir, pero mis pies avanzan velozmente tras las lágrimas que va dejando la lluvia, oyendo el sonido que hacen al pasar mis pies sobre ellas. Charcos, y más charcos. Edificios, árboles, pasos de cebra... todo sigue en su sitio. Qué tontería, ¿acaso iban a desplazarse a otro lugar? Solo porque sea hoy, justamente hoy... Debería volver ahora mismo, retroceder. Hace frío en la calle, mis manos están heladas y...¿pero qué diantres? Un poco de valor no me vendría mal ahora mismo. Sigo andando, y empiezo a imaginar si llevará mucho tiempo esperándome y qué se le estará pasando por su cabeza. Lo que voy a hacer ahora es...arriesgado, creo que esa sería la palabra exacta. Una parte de mí sabe que no siento por él algo que se pueda llamar amor, la otra me dice que sé que me gusta (un poco bastante) , y una tercera me recuerda que quizás sea un modo de borrar algo que no puedo tener. De borrarte, de ahogarte en uno de estos charcos que piso, pero con rosas. Venga, no puedo evocarte ahora que estoy decidida a dar un paso. Decidí olvidarte, ¿recuerdas? Cueste lo que cueste, aunque no sé si este va a ser justamente el precio a pagar... Estoy tan embaucada en mis propios pensamientos, que ni si quiera me doy cuenta de que ya he llegado. Mis ojos buscan y... allí está él, con esa sonrisa de siempre, que lo inunda todo de luz. Ahora la lluvia queda en un segundo plano, es como si se hubiese vuelto a hacer de día, irradia energía por doquier.


- Vaya, vaya... la puntualidad es tu fuerte, ¿eh señorita?,- y añade un guiño que me arranca una sonrisa.
- Que pronto vas buscando pelea...¿llevas esperando mucho? Si solo llego 5 minutos tarde...
- Mmmm... no exáctamente 5, sino 10. 10 minutos tarde. 10 minutos empapándome de lluvia, estornudando y pensando por qué narices no habré cogido un paraguas.
- ¡Jajaja! Creo que tengo la respuesta a tu segunda inquietud...
- A ver, sabelotodo. Soy todo oídos.
- Es simple, no puedes vivir sin el agua, ¡está sediento! ¡Jajajaja!

Me mira con una pizca de escepticismo en sus ojos, como si acabara de soltar la mayor chorrada del mundo, y en verdad tiene razón. Nervios...no puedo controlarlos.

- No me sorprende tu ''brillante'' sentido del humor, es más, creo que cada vez me estoy acostumbrando más a él.
- Y eso es...
- Divertido, extraño, diferente... qué más da, eres tú misma. Y eso es genial.

Ay. Silencio incómodo. Me mira, y siento calor que asciende por mis mejillas. Agacha su cabeza a mi altura. Se acerca, se acerca demasiado... ¡demasiado! ¿Y mi mente? ¿Dónde se ha metido mi sentido común en este preciso instante? Piensa algo.... ¡rápido!

-¡Café!

Se detiene en seco y me mira extrañado. Dios mío... ¿no podría haber dicho otra cosa?

- Quería decir que si te apetece que te invite a un café, es que me estoy quedando helada...
- Esto, sí, claro. Es una buena idea, yo apenas siento mis manos. Pero, invito yo, ¿eh?
- Como quieras,- y añado una débil sonrisa.

Despliego el paraguas de nuevo, y avanzamos juntos charlando sobre cualquier cosa que se nos ocurre. Él no para de hablar, pero en vez de escucharle, pienso que ha estado tan cerca de...

- ¿Entramos aquí?,- interrumpe mis pensamientos señalando una cafetería.
- De acuerdo.

Nos sentamos en una mesa pequeña, con dos sillas y un cenicero sobre esta. Mientras me quito el abrigo y lo dejo sobre una de las sillas, observo el local, la gente que hay... Un grupo de amigos riendo, una pareja discutiendo sobre... ¿casas?, otra pareja acurrucada... Y humo, mucho humo en el ambiente cargado, tabaco oliendo por todas partes. Me siento y le veo en frente, y una oleada de emociones recorre mi cuerpo. Vale, lo admito, me gusta. Me gusta mucho. Y desgraciadamente es todo lo que puedo decir, porque mi corazón no va más allá de eso. Solo me gusta pero, ¿podría llegar a quererle? 'Inténtalo', dice una diminuta voz en mi cabeza. ' Es el único camino', opina otra. Está bien, está bien... Cierro por un momento los ojos, y cuando vuelvo a abrirlos, me siento como una preadolescente tonta que ha iniciado hace poco el viaje hormonal, pero no pienso soltar una risita de esas tontas... Llega el camarero y pedimos. Para mí, un descafeinado con leche ( y mucha azúcar que le añado después), él pide un simple café con leche. Empezamos a hablar, y no sé por qué, le noto algo distraído, absorto en algo, no sé. Quizás le preocupa algo, o quizás son tan solo imaginaciones mías. Llega el café y con él, las risas. Empezamos a recordar el momento en el que nos conocimos, ese terrible día, donde estuve apunto de tirarle de los pelos... Literalmente hablando, claro. Ese día, el día en el que por un instante le odié, pensé que cómo era posible que una persona pudiese ser tan extremadamente irritable, y ahora, no me puedo creer que estemos sentados en una cafetería, un día de frío y lluvia, tomando café como aparentemente dos personas civilizadas. Bueno, él tampoco se lo cree. La tarde avanza bien, pero yo tengo que marcharme pronto, a pesar de lo a gusto que estoy con él. Exámenes, siempre interponiéndose entre los acontecimientos importantes... Llegamos al lugar donde hace un par de horas nos habíamos mirado fijamente a los ojos, donde habían saltado chispas. Creo que, si lo intenta de nuevo, estoy preparada. Comienza a hablar de nuevo, se acerca pero, en vez de darme un beso, me da algo incluso más íntimo: una confesión, un secreto bien guardado.

- Oye Alba, tengo algo que contarte...,- mi corazón se acelera, pero creo estar segura de querer oír lo que va a decir. Ya no hay vuelta atrás...
- Esto... dime, ya sabes que siempre estaré para escucharte. ¿Qué es lo que pasa?

Empieza a caminar de un lado hacia a otro, nervioso, sin saber a donde mirar, ni siquiera me mira esta vez a la cara.

- Bueno, allá voy. Quiero que sepas que ha sido una decisión difícil, porque, significas mucho para mí y... en fin, yo, estaba algo confundido cuando lo dejamos pero, hemos estado hablando y en parte, creo que las cosas están mejor, así que....

Pero, ¿qué está diciendo? No lo entiendo, yo... ¿Qué quiere decir con eso? Y segundos después, se arma de valor, y la respuesta llega...

- Voy a volver con ella.

... como una puñalada. Ha sido una muerte rápida, pero dolorosa. Aunque sé lo que acaba de decirme mi mente está algo confusa y, dios yo, no se qué hacer ahora mismo. No puedo mirarle a la cara, no puedo sacar voz de ni el más recóndito sitio donde ha estado presente esta tarde. No puedo mirarle, no puedo mirarle a la cara, no puedo... Debo de haberme quedado paralizada, por el frío, por sus palabras, por todo. El mundo ha desaparecido instantáneamente, como una foto de carrete mal revelada. Siento sus manos en mis mejillas, alzando mi cabeza para que le mire. ¿Se supone que debo ser yo la que diga algo ahora? ¿Qué quiere oír? ¿Qué me ha hecho daño? ¿Qué no esperaba esto? ¿Qué le suplique un razonamiento más extenso de lo que ha decidido? No, ya está bien de llorar, de realizar largos paseos por el sendero de la tristeza. Sin embargo, aún sin esperarlo, él habla otra vez:

- ¿Estás bien?,- ahora ya se atreve a mirarme a los ojos, aunque ya no es como antes, claro, su magia se ha ido, y ahora mismo no me importa mucho recuperarla.
Intento sacar fuerzas de algún sitio, de la cafeína, por ejemplo, para decir algo que ponga fin al diálogo, a esta maldita tarde de lluvia.

- Sí, yo... lo entiendo,- primera mentira,- es normal, os queréis...,- segunda mentira,- y supongo que ella también te quiere a ti,- la mentira más grande de todas.

No voy a ponerme a llorar, aunque quiera, aunque....
Necesito escribir. Necesito desahogarme. ¿Qué es lo que he hecho mal?

No soy capaz de añadir algo más, y doy media vuelta antes de que las primeras lágrimas asomen por mis ojos. Pero me detiene, me coge del brazo, y la última de las esperanzas que conservo, espera impaciente a que añada algo más que sea capaz de reconstruir algo de lo que ha roto.

- Una cosa más, no creo que sea conveniente que volvamos a vernos,- ahora sus ojos son hijos del hielo, y sus palabras unas de las pocas gotas que caen sobre nosotros dos, con fuerza, causando daño,- adiós Alba, siempre voy a quererte.

Creo que eso sobraba. Creo que eso se ha quedado clavado en mi corazón, como una de esas canciones que escuchas una vez en la radio, te gusta, te aprendes la letra de memoria, la tarareas continuamente... Aunque, sin duda, esta sería la sinfonía más triste de la Historia. Empiezo a caminar de nuevo, cuando su silueta ha desaparecido ya a lo lejos. Después de cinco minutos andando, percibo que no llevo el paraguas encima; debo de habérmelo dejado en algún sitio pero ya da lo mismo, no pienso volver, y ahora ni si quiera está lloviendo. Leyes de Murphy... empieza a llover. Con la mayor fuerza e intensidad con la que una nube puede descargar su furia. Tengo más frío que antes, y unas intensas ganas de llegar a casa, y de no pensar. Empiezo a llorar, con incluso más intensidad que la nube que se encuentra sobre mí, pero eso tampoco me importa, porque mis lágrimas se camuflan ahora con las gotas de lluvia. No estoy segura de qué va a suceder a partir de ahora, y tampoco estoy segura de si a mi corazón le quedan latidos por dar, algo que me demuestre la certeza en este mismo instante de que estoy viva, calada hasta los huesos, y de que esto no es una pesadilla. ¿Sabes? Ahora empiezo a pensar otra vez en ti, y piso en los mismos charcos donde hace unas horas te hubiese ahogado junto con pétalos de rosa. En este mismo instante me gustaría que aparecieses, que me dijeses que no pasa nada, que todo va a salir bien. Hoy la lluvia ha dejado grandes huellas irreversibles en mí, y para colmo, tú tampoco estás aquí conmigo.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿Es demasiado pedir?


Que todo vuelva a ser como siempre, que los pensamientos encaucen cada uno en su sitio & que ni el más sencillo de tus recuerdos vuelva a molestarme jamás. Voy a asumirlo, voy a hacer que todo encaje en su sitio, aún sintiendo el miedo de volver a caer de nuevo. Otra vez. Me impides pensar con claridad, respirar sin sentir que los átomos chocan contra la gravedad de este mundo, el simple hecho de cerrar los ojos & a la par ver amanecer los tuyos en esta oscuridad. No me perteneces, nunca lo has hecho. ¿Por qué entonces esta ansiedad? Te busco cuando la ocasión se presenta, pero parece ser que ninguna ocasión es buena para dar con respuestas. ¿Y él? ¿Qué le diré a él? ¿Seré capaz de rechazar la felicidad que me tiende en la palma de su mano? Él es capaz de enseñarme la vida de un modo diferente, distinto al que yo contemplaba, tan real... Pero, aún así, desearía sentir por él lo que siento por ti. Desearía poder abrirle mi corazón de la misma forma, pero no soy capaz, no puedo. No puedo hacer que mi amor cambie de sentido, que se traslade a una vía diferente, que lo recoja alguien que tiene claros sus sentimientos... Y sé, que estoy pidiendo demasiado. Y lo peor de todo, es que no se que opción es la mejor. ¿Ves que complicado resulta todo esto? Si yo pudiese amarle de la misma manera, verle con los mismos ojos con los que te miro a ti....entonces, solo entonces, nada tendría que cambiar, mi felicidad sería compartida... Ahora que lo pienso, tú ni siquiera sabes que me estoy refiriendo a ti así que, solo puedo dejarte la promesa de algo que espero no sea efímero: Te olvidaré, cueste lo que cueste, sin batallas de por medio, sin poesías que alimenten mi tristeza, sin nada. Simplemente lo haré pensando que quizás tú quieras lo mismo. El olvido es una puerta para la que desgraciadamente aún no he dado con la llave, aún así, ¿te parece bien que intente pasar?




Maybe,Things i'll never say
''I’m tugging at my hair

I’m pulling at my clothes
I’m trying to keep my cool
I know it shows
I’m staring at my feet
My checks are turning red
I’m searching for the words inside my head


(Cause) I’m feeling nervous
Trying to be so perfect
Cause I know you’re worth it
You’re worth it
Yeah



If I could say what I want to say
I'd say I wanna blow you... away
Be with you every night
Am I squeezing you too tight
If I could say what I want to see
I want to see you go down
On one knee…
Marry me today
Yes, I’m wishing my life away
With these things I’ll never say



It don’t do me any good
It’s just a waste of time
What use is it to you
What’s on my mind
If ain’t coming out
We’re not going anywhere
So why can’t I just tell you that I care



What’s wrong with my tongue
These words keep slipping away
I stutter, I stumble
Like I’ve got nothing to say



Yes I’m wishing my life away with these things I’ll never say
If I could say what I want to say
I'd say I wanna blow you...away
Be with you every night
Am I squeezing you too tight
If I could say what I want to see
I want to see you go down
On one knee
Marry me today
Yes, I’m wishing my life away
With these things I’ll never say
These things I’ll never say''





jueves, 18 de noviembre de 2010

Antes, todo era más fácil


Era cuestión de taparte con la sábana si creías que ciertos monstruos venían a por ti. Bastaba con tan solo llamar a gritos a tu madre, la que siempre hacía que los sueños malos se desvanecieran para siempre con un simple vaso de agua. Ahora, ya nada es como antes. Si tienes una pesadilla, tienes dos opciones: esperar a despertar o....esperar a despertar. Eso es todo. El problema está cuando tu pesadilla es real y vive contigo. Ya no vale abrir tu armario y esperar ver una decena de coronas de princesa, ni alas de hadas, ni cuentos, ni aviones de papel. Nadie va a rescatarte, ¿lo entiendes? Saca valor de donde puedas y enfréntate a ello, a tus miedos, a tus sentimientos, a todo lo que necesite valor. Asume tus consecuencias, no porque no te quede otra opción, si no porque en estos tiempos la humildad tiene prisa y no sabe esperar. No dejes que nada te hunda, NADA. Impón tus opiniones y deja claro lo que piensas. Actúa solo como creas que debes actuar porque, lo que piensen los demás, el qué dirán de toda la vida, importa una GRAN MIERDA. Solo cuenta lo que tú creas que debes hacer. Ten en cuenta que la gran mayoría de las personas quizás no sean capaces de seguir tus pasos, de llegar a entender lo que para ti es importante, ¿y qué? Es tu vida, condúcela como quieras.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

-¿Y usted? ¿Tiene claros sus sentimientos?

La voz del profesor de filosofía acude a mis oídos como puñales. Sé que debo darle una respuesta cuanto antes, y como me ha pillado desprevenida lo único que acierto a vocalizar es un sí débil. Me mira con un interrogante en sus ojos, como si no estuviera segura de lo que acabo de responder, y en parte seguro que es cierto. Quizás debería haberle preguntado si se refiere a esa clase de sentimientos que tenemos hacia alguien o... bah, da lo mismo, ya he respondido. Pero pocos instantes después esa pregunta sigue ametrallando mi cabeza. Y esa idea toma otra forma... sin quererlo, casi instantáneamente, al oír la palabra 'sentimientos' ha aparecido tu imagen y ya no hay vuelta atrás. Tus ojos...Tú otra vez... Entonces, otra bomba es lanzada sin previo aviso:

-¿Y podría decirme cuál es la diferencia entre sentimientos y emociones?

Esto demuestra que no ha quedado satisfecho con mi respuesta anterior, lo que es casi un problema mayor, porque de nuevo, no encuentro las palabras exactas para expresarme. Pienso:...sentimientos...emociones...son como hermanas, van cogidas de la mano, pero indudablemente son diferentes, tienen un significado emocional distinto. Lo único que se me ocurre de nuevo es volver a pensar en ti...¿ves qué tortura? Él sigue esperando una respuesta, que yo no consigo dar. Su cara toma un gesto de 'ya me lo parecía', y sigue con sus infinitas teorías sobre el corazón, el deseo... Y yo, ¿qué podría decir yo? Si no soy capaz de definir algo así, ¿cómo voy a ser capaz de explicarte lo que siento por ti? Como si cayese inmediatamente del cielo, una frase escrita en la pizarra me da a entender lo que corazón, cabeza y un billón de hormonas de las cuales no recuerdo ni el nombre, definen, a veces, lo que ha movido a tantos corazones en la Historia de la humanidad :

''Tiene el corazón razones que la razón no entiende''
Blaise Pascal

Ahora lo entiendo: simplemente te quiero.



''Heart is a vessel that can carry you far away

Further than you ever gone before
It could swallow an ocean in the palm of your hand
But only if you open up that door
Cardiology is guiding you and me
Through ancient history

A new technology
Cardiology is a mystery

Is there a formula that could possibly explain
What can feel so good bring you so much pain

Science is no help when we reach the day
We face the truth that love can slip away

Cardiology is guiding you and me
Through ancient history
A new technology
Cardiology is a mystery

Take apart this heart tell me where to start
No book that I can find has the answer
A medicine can't cure the fact that I'm still yours
Even though you've gone on without me

Cardiology is guiding you and me
Through ancient history
A new technology
Cardiology is a mystery''


martes, 16 de noviembre de 2010

Inercia


Caminas por el pasillo, tus pies dejan las huellas de un secreto. Respiras la materia de la que está formada el aire, sigues caminando y te detienes. Alzas la cabeza, y dos grandes almendras marrones desprenden un punto de luz incesante: algo ha captado tu atención. Retrocedes, porque no estás seguro de lo que te puedes encontrar al iniciar el siguiente paso, quizás suponga un gran cambio. Pero, ¿qué demonios? La curiosidad humana puede contigo, y avanzas una vez más, esta vez con decisión. Entonces lo percibes, ves su cabello negro, su cara...sus ojos. Ya los habías visto antes, hace tiempo, los recuerdas, aunque ya no tienen la misma inocencia que antes. Ella se vuelve hacia a ti, como si se hubiese dado cuenta de lo que estabas pensando, y te ve. Te mira, y es más, te recuerda. A su mente vienen imágenes de aquel ayer, aquel lugar, ese tiempo...Recuerda con un suspiro cómo empezó todo, cómo llegaste a su vida, y vuelves.Un ruido de pensamientos voltea tu cabeza, y la de ella también. Quiere decirte algo, quiere decirte que te añora, que esperaba verte, que en todo este tiempo jamás ha dejado de pensar en ti. Pero las palabras no son capaces de nacer a través de sus labios, y tú tampoco sabes que quiere decirte algo así. Ella no puede soltarte sin más que supones algo importante en su vida, y tú a lo mejor no estás dispuesto a oír algo que pueda hacer latir tu corazón con fuerza. Mucho tiempo...y ahora aquí. El momento, el lugar, ¿las personas? ¿Casualidad? ¿Destino? Se gira hacia ti y solo es capaz de sonreír con timidez y saludarte. Tú le devuelves el saludo, pero espera que no signifique un adiós.