miércoles, 7 de septiembre de 2011

- Vamos, admítelo, cerraré los ojos para que no me duela tanto oírte...

¿Y qué podría decir? 


-No me has echado de menos... 
- Eres idiota.
- Pues sí, qué bien me conoces...
- ¿De verdad lo piensas? ¿Crees en verdad que no he pensado en ti? ¿Que no he malgastado noches en atragantarme con tu recuerdo? 
- Bueno, no me has escrito, así que...
-  Idiota...- acercó su boca hacia la suya.- no sabes cuánto te he echado de menos.


- Dime que te acordarás de mí,

aunque sea despacito, en un silencio tan incómodo y sofocante, que tengas que maldecir una y otra vez aquel día en el que nos conocimos. Que de repente te entren ganas de mí, de nuestras tonterías, de lo mal que lo pasamos aquel diciembre del 92. De las uvas con las que casi te atragantas en Nochevieja, de lo poco convincentes que sonaban nuestros sueños cuando teníamos tres años y , sobre todo, no olvides que me quieres. Porque lo haces... ¿verdad? 

lunes, 5 de septiembre de 2011

-¡Mírame, Annie! ¡Soy tu vida!

Y la estrechó con todas sus fuerzas, reduciéndola a un cojín más del sofá, sin que ella replicase ni una sola vez.


-¡La vida te muerde, Annie! ¡Te golpea, te da de ostias incontenibles! ¡No deja que respires, no te deja escapar nunca! ¿Y tú vas a dejar que siga arañándote, no vas a devolverle el golpe?


Annie no se resistía, ¿para qué? Era mucho más fácil quedarse inmóvil.Ya se cansaría de repetirlo.


- Quedándote quieta no vas a conseguir nada, ¡espabila!,- y recibió una bofetada inesperada en su mejilla derecha. 


Acababa de pegarle, había pegado a su amiga. Un momento, a su amiga no, había devuelto el golpe a la vida. Tal y como ella le había pedido, casi suplicado. 


- Vaya, ya creía que no ibas a reaccionar...,-se limpió el sudor que resbalaba por su ruda frente,- Escucha,- y se acercó hacia ella, ayudándole a ponerse en una posición normal en el sofá,- puede que ellos se hayan ido, puede que no vayan a volver nunca. También es posible que tu negocio se haya ido al garete, que Wilson no vaya a llamarte en tu vida, y que aquella carta que enviaste a California, sea quemada por algún independista que no quiere cuentas con nadie. Aún así, ¿me ves? ¿Me ves a tu lado? Yo no me he ido, no me marcharé nunca. Así que será mejor que te levantes de aquí y empieces a luchar, que empieces otra vez, de nuevo. Porque la vida no va a detenerse nunca, no va a dejar que te quejes por algo que puede ser reemplazado y mejorado unas quinientas veces. ¿Entiendes?


Pues no, no lo entendía. De todas formas, sabía que su amiga tenía toda la razón en ese momento. Era hora de morder a la vida.

+ Adaptación de un fragmento de la película 'La Boda de mi Mejor Amiga', por Paul Feig.
- Dedicado especialmente a todos esos amigos que nos hacen sentir bien cuando más lo necesitamos, que nos apoyan y nos quieren y, sobre todo, que de vez en cuando nos dan una que otra ''paliza'' para despertar. :)