!doctype>

domingo, 30 de octubre de 2011
Lo sé,
sé que van a pasar muchas Navidades, unas cuantas noches de fin de año e infinitos cumpleaños sin poder evitar acordarme de ti. Ayer lo estuve hablando con ella, (ya sabes, esa única musa que consiguió mantenerte durante más de cinco segundos sin respirar el día en que la conociste, aquella que se ocupó de que volvieses a coger una brocha entre tus dedos y pintar), y me comentó lo que ya me temía. Al igual que todo el mundo, ella tampoco se lo esperaba. ¿Para qué abandonar un mundo en el que casi todo lo que te rodea se acerca simultáneamente a la perfección, una vida llena de personas que te quieren, una familia y un arte al que brindar algo de tu propio ser? Por más que busco, no hallo respuestas. No quiero entender que fuese eso lo que buscabas, que quisieras desaparecer del todo, para siempre. Ya sé que han pasado casi seis años pero, qué quieres que te diga, no me acostumbro a estar sin ti. Ella tampoco. Llámame antigua, reclamante de sueños perdidos... ¿Quién no iba a echarte de menos después de ver cómo muere el Sol una lánguida tarde de verano?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario