miércoles, 7 de septiembre de 2011

- Dime que te acordarás de mí,

aunque sea despacito, en un silencio tan incómodo y sofocante, que tengas que maldecir una y otra vez aquel día en el que nos conocimos. Que de repente te entren ganas de mí, de nuestras tonterías, de lo mal que lo pasamos aquel diciembre del 92. De las uvas con las que casi te atragantas en Nochevieja, de lo poco convincentes que sonaban nuestros sueños cuando teníamos tres años y , sobre todo, no olvides que me quieres. Porque lo haces... ¿verdad? 

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