jueves, 5 de mayo de 2011

No buscaba nada,


bueno, en realidad sí. Cuando esta mañana alcé la cabeza tú estabas ahí. Tus ojos se asemejaban a dos grandes ventanales por donde entraba la luz y, cómo no, volviste a dejarme atrapada. El tiempo se esfumó o quizás solo quedó ralentizado lo máximo posible, el caso es que para mí dejó de existir, al igual que todo lo que nos rodeaba en ese mismo instante. ¿Qué fueron en realidad? ¿Quizás cinco? ¿Seis segundos, tal vez? No tengo ni idea, pero me fui sonriendo por dentro hacia mi casa. Porque me mirabas, porque nos miramos, porque en ese espacio mi alma te acariciaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario