lunes, 11 de abril de 2011

Mi pequeño señuelo.

Es así. Por una vez en mi vida, me siento como una basura espacial, porque le retengo secuestrado, accidentalmente, por si acaso las cosas se ponen más chungas de lo que están. Le estoy utilizando mientras que tú bailas en la cuerda de equilibrio, mientras que te decides entre venir o quedarte ahí como siempre, sostenerte en una nube más del firmamento. Que no estaría mal, porque eres hermoso y todo lo que brilla ahí arriba tiene un significado, según todas esas personas importantes que escriben cuentos para niños. Pero sería aburrido y repetitivo, ya que si me vuelvo egoísta como lo estoy siendo en estas últimas semanas, me cuesta avanzar sabiendo que existe la opción de tenerte más cerca. ¿Es mucho pedir? Sufriendo un ataque repentino de optimismo, debería decir que no creo que sea tan difícil conseguir algo por lo que luchas desde hace siglos, aunque también sea lo mismo por lo que caes una y otra vez. A los humanos nos gusta equivocarnos, tropezarnos con la misma piedra y seguir en el ruedo, pensando que la próxima vez será la definitiva. Todo tiene sus inconvenientes, pero de verdad que sería capaz de dejarlo todo solo por probar un poquito de tu cielo, que en este infierno ya está empezando a hacer calor, y me abraso por momentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario